1/31/2014

Te odio....


Te odio...
Te odio porque no me piensas
Te odio porque mi corazón latió mil veces más de lo normal y no te importó.
Te odio porque no te detienes a mirar mis fotografías e imaginar que andaré haciendo.
Te odio porque ocultas una cara que luego descubro a través de otras.
No puedo seguir pensandote a cambio de que no me pienses.
No puedo seguir oliendo que te sientas a mi lado y me abrazas.
Quizás haya cambiado el viento. Quizás me esté arrastrando hacia otro lado.
Lejos.
Mis ojos cada vez son menos verdes y mi sonrisa pierde el equilibrio.
Tengo hambre de tu piel y mis dientes te repelen.
Te odio porque no me odias. Porque no entiendo tus razones.
Te odio porque espero tu rechazo y tus palabras no salen de tu boca.

1/28/2014

Tokio Blues


Hace unos días empecé un libro que me recomendó
una buena amiga y ex compañera de trabajo.
Tokio Blues de Haruki Murakami.
He de reconocer que estoy enganchadísima a él.
Siempre lo llevo conmigo vaya donde vaya y
camine por donde camine, cuando tengo un
hueco aunque sea de diez minutos leo un párrafo
o lo que me de tiempo.....hasta la noche
que es cuando puedo explayarme.
Puedo evadirme por ese tiempo de los
fotogramas que se proyectan en mi cabeza
estos días. Podría tratarse de una película de
suspense o de intriga.
Puedo transportarme y no contemplarme
con la conducta con la que te pienso.
Cuando te pienso. Yo.
Acarreas a una miserable como yo a un lugar
donde en tesitura estoy bajo nubes negras que vierten
miles de gotas de lluvia que lastiman mi piel, música
de suspense perturbando mis oídos y en vilo......
donde todo se ve opaco e impreciso.....
No te quiero pensar. Dame más razones para
dejar de proyectar esos fotogramas y detener
esa melodía.
Las nubes seguirán aun conmigo.

Con la cara lavada


Despojarme de ti.
El grifo no dejó de gotear en hora y media.
Limpié mi cuerpo, hasta agotar el rastro de toda huella, señal, marca, besos callados que te pertenecían aglutinados en mi piel.
Guardé todo bajo llave y la arrojé a lo más profundo de mi indiferencia.
El aroma que te concierne en estas cuatro paredes lo camuflé con inciensos
de canela y jazmín.
Tatuadas sonrisas imperecederas se apiadan de mi semblante y me gusta,
regocijo temporal en utopía.
Con la cara lavada te espero.