1/31/2013

chocolate+taza+bizcocho


Cuando era pequeña y yo rondaba los 7 u 8 años de edad, tras terminar la semana insoportable e inaguantable por motivos que no detallaré, recuerdo como algo esperanzador la llegada del fin de semana, y no sólo por esos dos días que lo componían (componen) de descanso...mi deseo, lo que más anhelaba era que llegara el domingo.
Día de descanso absoluto para todos, madrugón...¿madrugón? si...madrugaba un domingo y lo hice durante muchos años por razones más que obvias donde se me recomponían esquemas, me llenaba de vitalidad estar con los míos y veía todo distinto y desde otra perspectiva. Mi madre cada sábado por la tarde empleaba su valioso tiempo en hacer un delicioso bizcocho de los de toda la vida, harina, huevos, azúcar, raspadura de limón y poco más, lo horneaba en una llanda alargada, rectangular, con dos asas verdes, el color algo desgastado por el tiempo...la recuerdo como si la tuviera delante, recuerdo el sonido del cuchillo rozar la base de la llanda cortando a rodajas cada trozo que íbamos a degustar..... El domingo a las 9 de la mañana preparaba para nosotros seis, más tarde fuimos ocho, dos litros de chocolate a la taza, jugoso y delicioso chocolate a la taza que impregnaba toda la casa con su olor, un olor que atrapaba....ese olor matutino que nos llamaba a todos a la cocina a sentarnos al rededor de la mesa donde nos disponíamos a disfrutar del chocolate y el bizcocho que preparaba mi madre, el bizcocho de mi madre. Hoy fue un día catastrófico en todos los sentidos, apenas pude reír, casi sin articular palabra y motivada a escribir más que a otra cosa, fuiste el bizcocho con chocolate del domingo querida, volví a casa sonriendo y queriendo comerme el mundo, porque me he dado cuenta que seguir haciendo lo que vine a hacer aquí es lo que más me motiva aunque a veces otras disputas me nublen la vista,motiva más si cabe descubrir en escondites recónditos personas que puedan aportar a tu día a día una palabra amiga que reconforte y ayude a hacer brillar razones obvias para seguir adelante, que existen, están ahí y a veces cuesta verlas. ¿Para cuando una taza de choco?

1/29/2013

..your wood....


Acuchillaste mi espalda de madera a grandes tajadas sin yo haberlo pedido antes, pero si consentido muy a mi pesar. Fui un cuerpo cómodo, relajado, acogedor, relevante, por descubrir en tus momentos de desgana. Me sentí el mejor de los muebles de madera de roble o de ébano donde colocar tus trofeos. Me resquebrajé con el calor del verano, seguramente perdí una pata y bailaba como las odiosas mesas de los bares a las que calzar.
Deterioré con el tiempo el parquet donde yo reposaba. Perdí posición, tu posición... Seguramente yo sería capaz de calzar la mesa, restaurar el mueble para dejarlo lo más vistoso posible, las pertenencias que se les tiene cariño cuesta desprenderse de ellas.....tú, obviamente no eres capaz ni de eso....la diferencia entre tú y yo es que yo soy capaz de arreglar la rozadura que estropea el parquet donde reposa este mueble....y tú desharías del mueble y pondrías una alfombra para disimular lo estropeado.

1/23/2013

édifier


...Distorsiono tu imagen una vez más hasta hacerla imperceptible a mis ojos, a los ojos de los demás, de MIS demás... Destruyo cada mirada, cara recodo, cara arruga de tu piel, cada poro, el deseo y mis adentros a base de dinamita incontrolable aflorando por la sangre de mi cuerpo... Apenas puedo verte..... Sedienta de agua-sal de otros ojos que se disponen a mirarme mejor, que me permiten bañarme y beber de ellos una y cuantas veces desee...quiera...anhele.... Destruyo la incapacidad de satisfacer todo tuyo....destruyo lo construido.....lo acaecido... Destruyo la sensación de sentirme inepta a tu lado, insatisfecha, inservible.... Destruyo mi pulso, cada latido empuja más rápido si cabe tu nombre de mi palpitar, el hogar que habías arraigado en mi cabeza, en mi juicio, en mi equilibrio, desahucio tu habitar en mi sesera.
Destruyo nuestro imperfecto.
DESTRUYO-TE-CONSTRUYO un nuevo lugar a las afueras de mi cuerpo.

1/09/2013

guitar mode on 4.0.


Nunca estrené guitarra propia. Siempre fueron de segunda mano. Este año le pedí a Santa Claus o mejor aun, mi querido hermano que si quería comprar un regalo que a mí me hiciera ilusión (mi hermano siempre trata de ilusionarme sea como sea y lo consigue) fuera una guitarra electroacústica de la que me había enamorado. Siempre había tocado la española, superándome día a día y la electroacústica sería un reto para mí. Así que el día de navidad fuimos a una tienda de música bastante buena de mi ciudad y allí me hice con ella. Fue amor a primera vista. No de esa sola, me enamoré de todas las guitarras que la tienda componían....fue maravilloso. Más tarde empecé a coger cariño y a sentirla mía. Mi guitarra. No me había parado a leer partituras con tablatura inglesa, siempre lo había hecho leyendo las españolas y esta vez.....al tener una guitarra con buen sonido, un ampli para sentirla con más dureza, tenía que esforzarme en leerlas porque había canciones que sonaba cojonudamente con mi guitarra y así debía de ser. La española nunca me permitió ese sonido, pero si otros muchos de los que me enamoré y sigo enamorada y disfruto. Un día practicando, dos, tres, leyendo notas,intentando posicionar mis dedos....hasta que se me quedaron grabadas en la memoria sin yo darme cuenta, siempre fui negada a este método y ya lo había conseguido. Me di cuenta de que había memorizado todas y cada una de las notas a base de ponerlas en práctica. El resultado fueron grandes sonidos, una aprendizaje rápido y cuatro callos en las yemas de mis dedos en la mano izquierda. Cuatro callos que ya no duelen porque a base de práctica solo son durezas que amortiguan el rasgado de las cuerdas. Fui uniendo casualidades y momentos de la vida en los cuales nos vemos obligados a practicar cosas que realmente duelen pero que luego nos sirven para que solo amortigüen los golpes o los arañazos que la vida te expone. Que por malo que sean las primeras veces el callo estará más duro y podrás soportar mejor el dolor. Que así sea...a hacer callo en los dedos, en el alma, en el corazón, que nada duela, que todo amortigüe y salga disparado a un lugar donde yo no lo pueda ver. Hoy aquí, mañana Madrid.