7/16/2013

Cálculo incorrecto, tal vez....

Me costó más que a mis compañeros del colegio aprender a dividir entre tres cifras. Le dediqué horas extras y todos los días después del colegio, mi madre se sentaba junto a mi con mi libreta de matemáticas en nuestra mesa del patio y nos pasábamos horas haciendo divisiones de tres cifras juntas. Justo después me dejaba ir a jugar con mis escasos juguetes, pasar el rato con quien quería o ir a ver alguna serie de dibujos que por aquella época emitían.
Recuerdo haber llevado a clase las divisiones sin hacer en la libreta porque no sabía pero si habiéndolo intentado. Era una libreta bastante estropeada de tapas rojas, de cuadros pequeños y en las divisiones sin hacer había rastros y surcos de haber escrito con lápiz números, aleatorios quizás, amagos de querer hacerlo bien. Quien sabe....el rastro de los números que habían estado persistian aún habiendolos borrado y quedarían como marcas.
Eran las cicatrices erróneas de mi libreta roja.
Cicatrices que a fin de cuentas no afectan, ni destruyen ni estimulan....
¿ Quien dice que no sea yo hoy una de esas cicatrices?
Un surco, una señal de lápiz que persiste y perdura en el papel pero que hace falta fijar la vista bien para poderlo apreciar. Triste. Cierto. Ocurre.
Afortunadamente ya aprendí a dividir lo mío entre 100 cifras y las que sean precisas.
Ahora quiero mi tiempo libre con esas cifras.....si es posible.
De lo contrario, te pido que repases bien el resultado nuevo de la división, tal vez a bolígrafo....y yo deje de estar.
A mi no me gusta ser tu amago de división fallida, ni cicatrices erróneas, yo soy el resultado correcto. Por eso tú hoy estas ahí, por mis divisiones hoy tú eres "sois".

No hay comentarios:

Publicar un comentario