Me abstengo.
Mis dedos hoy no pronunciarán palabra alguna.
Siervos del silencio más candente que pueda existir convertidas en llamaradas de un infierno cruel que pobló mis entrañas.
Cambió el viento para calmar la dirección de cada llama, jamás volvieron detrás de mí tus manos que agitaban y llamaban.
Se extinguió tu tempestad y con ella mi ira, mi bochorno, tu lluvia, mi tormenta y tus alas moradas, como el color de tu vestimenta.
Se fueron, se marcharon.
Como aves se abandonaran ante tales estruendos..
Ya sin tus manos, sin nuestros ser, sin estar.
Humo.
Y cada mochuelo a su olvido.
verdades dichas desde el estomago neña ;)
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