o los cambios de accesorios que poblaban tu cuarto.
Tus repentinos cambios de humor o mi frivolidad
para hablarte.
Podía haber imaginado que tu quietud, pero no...
Afloraban sentimientos recorriendo tus nudillos
que jamás pude conocer ya que nunca salieron por
tus labios para narrarme que ocurría en los hilos
de marioneta que permanecían en el interior de tu pecho.
Siempre al acecho, sacabas garras cuando yo era pluma, y así...perpetuamente.
Nunca conocí a quien levantaba tu barrera de sentimientos.
Impedimentos.
Imperecedero el tabú en nuestras almas que creímos iguales.
Ahora ya no puedo ni nombrarte, ni te echo de más como antes.
Nos comió el tabú. Nos acabó.
Porque el tabú invade todo lo importante...??
ResponderEliminar