3/04/2013

Envidia de bolsillo

Al enterarme de la noticia un escalofrío recorrió mi cuerpo....todo mi ser. Canalicé y seguidamente me quedé inmóvil...así creí parar el tiempo para que este suceso no aconteciera. Volví en sí como cuando despiertas y ves que te has despertado más tarde de lo que debieras. Un reloj parado que asigna y acusa. Un puesto apropiado para palabras cansinas formadas con millones de sonrisas forzadas y una voz grave que intenta olvidar pero no puede. Ojos inquisidores ante lo bello que no es tuyo, es nuestro. Una nube color marrón me acompañó todo el día sobre mi cabeza. Escuché rayos y truenos sin creer que eran parte de mi raciocinio. Perdí calor. Tosieron mis manos. Se ruborizó la palabra encontrando en esos cuerpos indecentes envidia de bolsillo. Perfectamente transportable de un cuerpo a otro. Robé un sorbo de paciencia y esperé. Así....así fue como escuché, aprendí y culpé que no me acompañarás en mi camino. En mi destino enmascarado. La voz de mi cabeza ahora hace daño. Silencio.

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